Amanda Todd emociona al mundo con la historia de ciber-acoso que terminó con su vida
Cuando estaba viva, el mayor miedo de Amanda Todd era que estaba completamente sola. Ahora que está muerta, es una de las personas que más amor está recibiendo de todo el mundo. Esta joven canadiense, de 15 años, ha congregado a más de 738.000 personas en un grupo de Facebook que recuerda su historia y ha hecho que 400 personas envíen pistas a la policía para aclarar su muerte. Todo por la historia que la condujo hasta allí, esa terrible historia que ella misma contó en septiembre en un vídeo de YouTube con la cara difuminada y mensajes escritos en varias tarjetas que va mostrando hasta explicar la triste sucesión de acontecimientos que tanto le angustiaba.
“He decidido contar mi historia interminable”, empieza el vídeo mudo y en blanco y negro. “En séptimo curso solía comunicarme con mis amigos a través de la webcam“. Cuenta cómo lo de mostrarse por cámara a través de Internet provocó que varias personas que ella no conocía empezaran a admirarla. Personas que decían que era preciosa, arrebatadora, perfecta. “Querían que les enseñara los pechos. Al año siguiente, empecé a hacerlo regularmente”, continúa.
Un día le llegó, por Facebook, un mensaje de un desconocido. O le enseñaba más carne o publicaría todas las fotos que había tomado de ella en toples. “Sabía mi dirección, el colegio al que iba, quiénes eran mis familiares, mis amigos…”. Esas navidades, la policía se presentó en su casa. Las fotos habían sido enviadas “a todo el mundo”.
Amanda acerca la siguiente tarjeta a la cámara. “Entonces enfermé. Caí en una tremenda depresión y sufrí ataques de pánico. Empecé a beber y a tomar drogas”, se lee en ella. Apenas salió de casa en todo el año. Pero hoy en día la humillación no necesita que la víctima esté en público: el mismo desconocido creó una página de Facebook con la foto de sus pechos como imagen de perfil. “Lloraba todas las noches; perdí a mis amigos y el respeto de la gente… otra vez”, cuenta.
Era imposible borrar esa foto. En el colegio y en la calle la gente se burlaba de ella. Empezó a hacese cortes en los brazos, típico comportamiento de auto-lesión que acompaña a un trastorno mental grave. Se cambió de colegio, donde “todo era mejor, aunque seguía comiendo sola. Al cabo de un mes, empecé a hablar con un amigo de mayor edad”. El amigo tenía novia, pero ella pensaba que se gustaban. De hecho, un día que la novia se había ido de viaje, Amanda fue a su casa.
A la semana siguiente, la novia se presentó en el colegio de Amanda con un séquito de 15 personas. La joven recibió puñetazos y cayó al suelo. “Me sentí como si para el mundo yo fuera una broma y pensé que nadie merecía esto. Los profesores acudieron a verme, pero me quedé tumbada hasta que llegó mi padre”. Al llegar a casa, bebió lejía. “Pensé que de verdad me iba a morir“, recuerda. Pero su familia la llevó al hospital, donde la salvaron con un lavado de estómago. Pero de nuevo las redes sociales la traicionaron: en un comentario de Facebook dirigido a uno de sus agresores leyó que alguien decía que “se merecía lo que le habéis hecho. ¿Te has lavado el barro del pelo? Espero que esté muerta“.
Se mudó con su madre a otra Coquitiam, otra ciudad. Otro comienzo. Pero los abusos continuaron. “Todos los días me pregunto por qué sigo aquí“. Su ansiedad continuó empeorando, aunque a estas alturas ya estaba en tratamiento psiquiátrico y tomando antidepresivos. Una vez tuvo que ser trasladada de nuevo al hospital por sobredosis.
Dice en la última tarjeta: “No tengo a nadie. Necesito a alguien. Me llamo Amanda Todd“.
El miércoles, su cuerpo fue hallado sin vida. Todo apunta a que se había suicidado. Desde entonces, se ha convertido en un icono para miles y miles de víctimas de acoso en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos. Hay varios grupos de Facebook que recuerdan su historia, que la entienden. Que por fin la aprecian.
La policía, mientras tanto, sigue investigando la identidad del pedófilo que inició toda la historia. Según ha dicho Carol, su madre, la pista les había llevado a un tipo en Estados Unidos “pero esta gente es buena escondiéndose” y han perdido la pista. Pero no desisten. Explica el sargento Peter Thiessen, de la policía de Coquitiam: “A estas alturas tenemos entre 20 y 25 investigadores dedicados a tiempo completo a este caso, determinados a reunir información y pruebas suficientes para imputar cualquier individuo que haya tenido que ver con esta tragedia”.
Fuente: Yahoo Noticias