Menu Principal:
AIXA, MADRE DE BOABDIL
Aixa (o Fátima, según algunos autores), apodada «la Horra» («la Honesta»), reina de Granada, esposa de Abu Hasan (Muley Hacem) y madre de Boabdil, vivió en la segunda mitad del siglo XV. Al parecer, Aixa era hija del rey de Granada Muhammad X el Cojo, aunque según otros autores lo era de Muhammed VIII el Zurdo. Pero sin duda procedía de la familia real de Granada, gozaba de considerable patrimonio y prestigio por sí misma y fue, sin duda, una de las personalidades femeninas más célebres de la historia de Al-
Entre su patrimonio es encontraba un palacio-
Durante unos veinte años fue la sultana consorte de Abu Hasan, con el que tuvo dos hijos varones, Boabdil y Yusuf, y una hija llamada también Aixa. Pero el sultán se enamoró de una esclava cristiana llamada Isabel de Solís, que tomó el nombre de Soraya al convertirse al Islam, y con la que tendría dos hijos varones, hasta tal punto que acabó por desbancar a Aixa de la condición de sultana y confinarla en habitaciones menos regias.
Hacia 1484, los celos, la rivalidad entre Aixa y Soraya, el temor por la sucesión de sus hijos, junto con la desconfianza ante las intenciones del sultán, instaron a Aixa a participar, con la facción aristocrática de los Abencerrajes, en una conspiración para destronar a su esposo y poner en su lugar a su hijo Boabdil. Tras liberar a éste de una de las torres de la Alhambra, donde su padre lo tenía preso, Aixa incitó a Boabdil y su hermano Yusuf a huir a Guadix, donde el primero fue proclamado rey. Poco después, tras una sangrienta guerra civil, el 5 de julio de 1482, Boabdil era proclamado rey de Granada. Aixa volvió a intervenir con tenacidad y firmeza en 1483, cuando su hijo cayó prisionero de los cristianos en la batalla de Lucena, y ella negoció su liberación. Poco se sabe de su vida en los siguientes años, pero debió de seguir implicandose muy de cerca en los agitados y decisivos acontecimientos que estaban teniendo lugar en Granada: las pretensiones al trono de El Zagal, su cuñado, y el hostigamiento constante de las tropas cristianas. Aixa se convirtió en el alma de la resistencia contra éstas.
Cuando la ciudad se rindió a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492, Aixa partió al exilio con su hijo, primero al señorío de Andarax, en la Alpujarra, y después, en octubre de 1493, a la ciudad marroquí de Fez, donde seguramente le sobrevendría la muerte.
Mujer enérgica y de carácter fuerte y acusada personalidad, el retrato que de ella hacen las fuentes castellanas es el de una persona de arrebatos pasionales y genio viril. En realidad, fue una mujer capaz de tomar importantes decisiones que influyeron en la evolución política del reino, con el fin de asegurarse la sucesión de su hijo primogénito al trono de la Granada nazarí. En suma, Aixa luchó por sus derechos y los de sus hijos con una firmeza inusual en una mujer del siglo XV, una lucha que la literatura romántica convirtió en un drama de pasiones, celos y venganzas.