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EL REINO NAZARÍ DE GRANADA
SOCIEDAD: LA ENTIDAD ANDALUSI.
La gran mayoría de la población del emirato nazarí era musulmana y el proceso de islamización de la población se había consolidado a finales del siglo XIII.
Aunque los almohades habían impuesto la conversión se sabía que los judíos seguían profesando su religión y la mayoria de los cristianos habían emigrado hacia reinos peninsulares.
Los linajes granadinos eran compuestos por árabes y habían berebes e inmigrados.
Inmigrados: al ser el último estado de al-
Nuevos Bereberes: desde mitad siglo XIII y principio de siglo XV cruzaron como tropas mercenarias “voluntarios de la fe” originarios de las montañas de Ceuta, Tetuán y Xauen y se fueron integrando en la población. Sobre todo en los territorios dominados por los Benimerines como en Berja y era el 20% de la población.
El conjunto de la población identificable como andalusí se diferenciaba de los bereberes magrebíes (en la onomástica se les reseña como marrocos o marroquíes).
La estructura social es de base oriental que fue depurado por la estructura estatal islámica y el régimen tribal fue en detrimento.
Categorías sociales: se distinguía la categoría alta “elite” y la baja “vulgo” y hay una nobleza de carácter espiritual formado por los descendientes del profeta Mahoma: los jerifes, pero en al-
Los linajes: en los puestos institucionalizadas del poder político estaba compuesto por familias linajudas.
Habitantes de la capital del reino nazari
El conglomerado urbano de la capital granadina, estaba habitado especialmente por musulmanes y por pequeños grupos de cristianos y judíos. La procedencia era variada, figuraban árabes de origen oriental, bereberes, norteafricanos, judíos y cristianos llegados, o traídos, de diversas zonas de la Península y de Europa, especialmente de Italia.
Los judíos estaban asentados entre el Campo del Príncipe y el Mauror, al pie de Torres Bermejas, su principal actividad era el comercio, la orfebrería a y la labor de intérpretes, también había comerciantes catalanes, en Almería, Málaga y Granada, a los que pronto se unieron valencianos, genoveses y venecianos.
Los cristianos no tenían una zona concreta en donde estuvieran asentados, aunque gran parte de ellos eran cautivos cogidos en batallas o incursiones fronteriza y se empleaban, por lo común, en los trabajos más humiles, como labores de campo, aprovisionamiento de agua o madera, la albañilería o la artesanía del esparto, entre otras. En momentos concretos fueron objeto de intercambio con los musulmanes cautivos en zonas cristianas. Las condiciones de vida de los cautivos eran muy duras.