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ALMOTACÍN O ALMOTAC´N E ALMERIA
Al-
La prosperidad de la ciudad durante su reinado se basó en el comercio de la seda, llegando a contar la ciudad con más de 10.000 telares cuyas producciones servirían de inspiración para las de Pisa y Florencia. La actividad económica fue en cualquier caso muy variada: hubo astilleros, fábricas de mosaicos, fundiciones y metalurgias en que se fabricaban objetos de cobre, alfarerías, factorías de sal y una industria de conservas de frutas cuyos productos llegarían a Túnez y Egipto. La ciudad gozaría de una época de paz y tranquilidad en la que se construyeron fuentes, pozos, norias, acequias y palacios.
Esta gran actividad económica vino acompañada de un gran florecimiento literario y cultural. Almotacín, de cuyo palacio se conservan restos en el segundo recinto de la alcazaba almeriense, llamó a su pequeña corte ilustrada a intelectuales musulmanes y judíos: literatos, poetas (como su sierva Gayalmana), médicos, historiadores (como Aben Abilfayad y Aben Modair), maestros (como al-
En lo político y militar, su reinado se caracterizó por las escaramuzas fronterizas mantenidas contra Badís y Abd Allah, reyes [ziríes] de la taifa de Granada en Las Alpujarras y por la pérdida constante de territorios. La extensión del poder almeriense hasta Baza, Lorca y Jaén heredada de sus antecesores comenzó sin embargo a resquebrajarse. En torno al 1054 se perdería la zona de Los Vélez a manos del rey Almutamid de la taifa de Sevilla y el rey, mal organizador y estratega, se vio al final de su reinado recluido en la capital y los territorios aledaños.
En general, se puede afirmar que durante su mandato, la ciudad de Almería se convirtió en uno de los núcleos económicos y culturales más importantes de Al-
El final de su reinado y su muerte están marcados por la adhesión al auxilio almorávide contra los cristianos, al que prestó apoyo en 1086 y la invasión y ocupación por parte de esta tribu. Almería, no obstante, no dejará de ser un emporio comercial codiciado tanto por musulmanes como por cristianos, entre estos últimos las repúblicas de Génova y Pisa y el condado de Barcelona, que protagonizarían intentos de invasión de la ciudad durante el siglo posterior.
Bandera de Almotacin de Almeria 1051