Zoraya - MILENO GRANADA

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Zoraya

PERSONAJES

ZORAYA o ISABEL DE SOLIS
Isabel de Solís, reina de Granada con el nombre de Zoraya (Estrella del alba). Vivió en la segunda mitad del siglo XVI. Era una doncella hija del comendador de Martos, Sancho Jiménez de Solís y durante una de las luchas entre los cristianos y musulmanes de Granada, fue cautivada por los nazaríes y llevada a la Alhambra.
La leyenda cuenta que era una mujer muy bella y que el rey de Granada, Mulhay Hacén se enamoró locamente de ella.
Tras convertirse al Islam y tomar el nombre de Zoraya, contrajo matrimonio con el monarca, que la convirtió en su esposa favorita.
Pero su otra esposa Aixa peleaba con Isabel de Solís por Muley Hacén. Esta relación provocó el disgusto de los abencerrajes y los celos de la sultana Aixa, madre de Boabdil, quien alentó una serie de intrigas en la corte y las disputas internas.

Los abencerrajes, notables que veían con disgusto e inquietud la presencia Isabel en la corte y su intimidad con el rey, los zegríes y gomeles, algunos de los cuales provenían de ciertos linajes cristianos, la apoyaron sin titubeos. Y resultó que Zoraya empezó a ser importante para el rey, no sólo en su vida sentimental, sino en ciertos asuntos de la gobernación. Persuadió al sultán para que la mujer accediera a la universidad y tuviera protagonismo en la sociedad de la época, e influyó para que la poligamia dejara de ser tan ostensiva, al menos en la corte, y actuó en numerosas ocasiones como regente, sobre todo durante las ausencias del sultán y cuando estaba enfermo.
El adversario más temible de la nueva favorita era la primera esposa de Muley Hacén, Aixa la Horra, que significa “honesta”, dama muy orgullosa de su estirpe y de carácter sólido y voluntarioso, que intentaba afianzar lo más posible en el poder al futuro heredero de la corona, su hijo Boabdil.
La desconfianza de Aixa hacia Zoraya, a quien consideraba culpable del olvido en el que Muley Hacén la había puesto a ella, se acrecentó con la noticia de que Zoraya esperaba un hijo, pues le hizo comprender que ese hijo sería un rival en la sucesión de la corona, si además era apoyado por aquella importante facción de súbditos que representaban zegríes y gomeles. De aquellas desconfianzas nacieron conspiraciones. Los abencerrajes eran partidarios de Aixa y de Boabdil, y pronto se produjeron lances violentos entre las familias adversarias. La hermosa Zoraya le daría dos hijos varones a su regio esposo, llamados Nasr ben Ali y Saad ben Ali.
El sultán había mandado construir un castillo en el centro del valle de Lecrín, a unos 50 kilómetros de Granada, y allí instaló a Zoraya y sus hijos, que abandonaron la torre donde vivían en la Alhambra. Muley Hacén intentó detener el progresivo enfrentamiento y ordenó que Aixa y Boabdil no saliesen de su residencia. Una grave insurrección de los abencerrajes, que el rey logró sofocar, fue luego castigada por él con el degüello de muchos, lo que enconó aún más la situación. Aixa y Boabdil fueron al fin liberados por sus partidarios y la guerra civil se generalizó.

Se dice que algunos consejeros muy cercanos al rey, conociendo la gravedad de los sucesos, que tanto perjudicaban a los árabes en beneficio de los reyes cristianos, intentaron sugerir con mucha prudencia a Muley Hacén que se apartase de Zoraya, sobre todo a la hora de tomar las decisiones que tan graves efectos tenían en los asuntos del reino. Sin embargo, el amor de Muley Hacén seguía siendo tan apasionado como el primer día y no quiso escucharlos. Se sucedieron muchos sucesos importantes como la huida de Muley Hacén, la captura de Boabdil por los cristianos y su costoso rescate, y la guerra sin cuartel entre los seguidores del padre y los del hijo, el rey recibió la ayuda de su hermano Abdallah el Zagal, señor de extensas tierras y capitán de numerosos soldados.
El rey, sintiéndose viejo y enfermo, abdicó en su hermano Al Zagal en 1485, lo que dobló la furia de Aixa la Horra y mantuvo, violenta, la guerra civil, una guerra fratricida en que los contendientes llegaron a valerse de la ayuda de los cristianos para castigar a sus adversarios, aunque pertenecían a su mismo pueblo y tenían su misma fe. Sin embargo, los contendientes estaban cada vez más exhaustos y el cerco de los ejércitos cristianos era implacable. Al fin, Abdallah el Zagal rindió sus hombres y sus estados a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, y la resistencia de Boabdil acabó pronto y debió rendirse también. Era el año 1492.
Zoraya partió con su esposo enfermo, quizas a la costa granadona acompañado por sus dos hijos. En el mismo año de su abdicación, al sultán le llegó la muerte acompañado por su lucero del Alba, la mujer que había sido el último amor de su vida. Existe discrepancias entre los historiadores sobre el lugar en el que  Muley Hacén cerró los ojos para siempre; bien en el castillo de Mondújar, bien en el castillo de Salobreña. Cuenta la leyenda que antes de morir le pidió a Zoraya ser enterrado en el cerro más alto de su reino; en el pico Mulhacén. No obstante, desde entonces, fueron muchas las búsquedas que se han realizado en esta montaña para localizar la tumba del monarca y los tesoros que se suponía podía contener, pero nunca ha sido encontrada.
En el momento de la capitulación de El Zagal con los Reyes Catolico, se hallaba Zoraida y sus hijos Sad y Nasr, a los que El Zagal trató de modo generoso cediéndoles parte de los bienes estipulados en las capitulaciones.
La bella Zoraya retornó a su antigua fe y convirtió a sus dos hijos al cristianismo, tomando ella seguramente de nuevo su antiguo nombre y mudando el de sus hijos por los de Juan y Fernando de Granada, quienes se casaron con mujeres cristianas de noble alcurnia.
La historia de esta bella cristiana ha inspirado a escritores de distintas épocas en los siglos posteriores, como Martínez de la Rosa, que escribió la novela histórica Doña Isabel de Solís, reina de Granada y Laurence Vidal que ha publicado Los amantes de Granada, que rememora la vida de Isabel de Solís.



Torre  de la Cautiva en la Alhambra


 
 
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