Carlos I - MILENO GRANADA

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Carlos I

PERSONAJES

CARLOS I DE ESPAÑA Y V DE ALEMANIA

Rey de España y emperador de Austria, hijo de Felipe I el Hermoso de Austria y Juana I de Castilla, acumuló en su persona por herencia familiar los territorios de
España y sus posesiones de ultramar, Austria, los Países Bajos y el Sur de Italia.
De su educación se encargaron Margarita de Austria, su tía, y el cardenal Adriano de Utrech, quien en un futuro sería el Papa Adriano VI.
En 1515 asumió la gobernación de los estados de la Casa de Borgoña (los Países Bajos, el Franco Condado, Borgoña y el Charolais), que le correspondían por herencia de su abuela paterna; al morir en 1516 su abuelo materno, Fernando el Católico, heredó las Coronas unificadas de Castilla (a la que se había anexionado Navarra el año anterior y día a día se iban incorporando nuevos descubrimientos en las Indias) y de Aragón (con sus dominios mediterráneos de Nápoles, Sicilia, Cerdeña y el Rosellón). en 1519, al morir su abuelo paterno, Maximiliano I de Austria, heredó los vastos estados patrimoniales de los Habsburgo (Austria, Tirol, Bohemia, Moravia, Silesia, Estiria, Carintia y Carniola), que llevaban aparejada la candidatura a la Corona imperial de Alemania, para la que efectivamente fue elegido aquel mismo año (aunque no sería coronado formalmente por el papa hasta 1530). política poco respetuosa de la autonomía municipal, al tiempo que la perspectiva de un rey ausente durante largos periodos de tiempo y esquilmando al reino con impuestos para financiar sus empresas europeas, determinaron las insurrecciones urbanas de las Comunidades de Castilla (1520-21) y de las Germanías de Valencia y Mallorca (1519-24), que hubo de aplastar militarmente. Para aplacar los ánimos permaneció unos años en la Península, donde contrajo matrimonio con su prima Isabel de Portugal (1526), como le habían pedido las Cortes de Castilla.
En cuanto a su lucha por la hegemonía en Europa, Carlos tuvo que enfrentarse como campeón de la Cristiandad contra el avance de los turcos, que bajo el reinado de Solimán II el Magnífico, avanzaron por los Balcanes hasta el corazón de Austria (primer asedio de Viena en 1529 y anexión turca de Hungría en 1541), al tiempo que Barbarroja hostigaba la navegación en el Mediterráneo.
Carlos tuvo que librar también cuatro guerras contra el rey «cristianísimo» de Francia, Francisco I, en 1521-26, 1526-29, 1536-38 y 1542-44, motivadas por diversos contenciosos territoriales en Italia y los Países Bajos; Enrique VIII de Inglaterra y otros estados europeos (como Venecia, Florencia, Suiza, Dinamarca o Suecia) se aliaron ocasionalmente a Francia, temerosos de la hegemonía austriaca; e incluso el Papado (bajo León X y Clemente VII) luchó contra el emperador, quien no dudó en hacer que sus ejércitos saquearan Roma en represalia (1527).
En la propia Alemania, la reforma protestante iniciada por Lutero en 1519-21 acabó con la unidad católica; Carlos se mostró inflexible con los príncipes protestantes, a los que exigió primero que retornaran al seno de la Iglesia (Edicto de Worms, 1521) y derrotó luego en la Guerra de Esmalcalda de 1546-47 (batalla de Mühlberg). Pero, finalmente, se vio obligado a reconocer la escisión religiosa (Paz de Augsburgo, 1555), mientras el Concilio de Trento (1545-63) iniciaba la «Contrarreforma» en el bando católico.
Durante su reinado se continuó la expansión en América, con la conquista de México y Perú.
Fracasado de este modo su proyecto imperial, Carlos abdicó en Bruselas en 1555, dejando a su hijo primogénito, Felipe II, los reinos de España y los estados de la Casa de Borgoña, incluyendo las Indias, Italia (Cerdeña, Nápoles, Sicilia y Milán), los Países Bajos y el Franco Condado; junto con dichos territorios, Carlos legaba a su hijo una Hacienda abocada a la bancarrota por los ingentes gastos de las campañas imperiales.
Las tensas disputas en el seno de la Casa de Habsburgo le llevaron a desgajar de la herencia los estados patrimoniales de los Habsburgo en el centro de Europa, que pasaron a su hermano Fernando junto con la Corona imperial (1558), quedando separada desde entonces en dos ramas la Casa de Austria. Carlos, enfermo de gota, se retiró al monasterio de Yuste, donde murió el 21 de septiembre de 1958.
En Granada construyó el mejor palacio renacentista existente fuera de la Toscana italiana, la Universidad de Granada (que ha llegado a ser una de las mejores de España), continuó con la construcción de la Catedral y su panteón imperial, el Hospital Real y otros muchos monumentos e instituciones. El gran emperador insufló aires de cambio y renovación y se entregó decisivamente al enriquecimiento y ornato de Granada. Su rica huella le hace merecedor de la condición de primer «burgomaestre» que incorpora las tareas de alcalde en la era moderna de Granada, cuando el Ayuntamiento instituido por los Reyes Católicos acababa de cumplir 26 años de funcionamiento. Con Carlos V, la ciudad atesoró un brillante patrimonio, se proyectó a la civilización occidental a través de los ideales europeístas que preconizó ese período liberador llamado Renacimiento. Carlos V magnificó Granada con programas urbanísticos, arquitectónicos e institucionales. Granada atravesó una etapa dorada, posiblemente la más fértil de su historia cristiana, tanto por su saneada economía como por su esplendor artístico y cultural, a pesar de los comportamientos hacia los moriscos, con quienes Carlos V fue algo más tolerante que su fanático hijo Felipe, según especialistas que han investigado sobre ambos monarcas. La Granada de Carlos V amplía su traza; se llena de iglesias, conventos, edificios, colegios y palacetes nobiliarios; se remodelan espacios públicos para adaptarlos al paso de carruajes. El elemento innovador en la tipología urbana de la ciudad es la creación de placetas y plazuelas.



Mapa con la herencia de Carlos I



 
 
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